El volante marcó en el minuto 93 cuando se le escapaban dos puntos en casa al equipo local.
Cómo sufrió Millonarios anoche en El Campín. Cuánto le costó al equipo quedarse con la victoria. Cuando el partido contra el Tolima parecía sentenciado y se repartían los puntos, apareció una pierna salvadora, la de Rafael Robayo, quien empujó la pelota con el aliento de toda la afición y anotó el 2-1 para que los embajadores celebraran un triunfo vital.
Millos llegó a este juego dolido por haber perdido el invicto en Rionegro, en un partido en el que dejó muchas falencias. Entonces, ante su hinchada, quería retomar el buen camino. Y afrontó el juego de la séptima fecha con esa decisión, aunque se complicó más de la cuenta.
El equipo azul afrontó el arranque del partido con un solo atacante, con Andrés ‘Manga’ Escobar, quien fue respaldado desde atrás por Estrada, Silva y Rojas. La estrategia, con muchos hombres en ataque, no era muy efectiva. El equipo perdió su desborde por las bandas, intentaba jugar por el centro, por donde tropezaba.
Lo peor para Millos llegó a los 17 minutos de la primera parte. Comenzó perdiendo en una acción desafortunada, insólita. Instantes previos, Tolima estaba encima, atacando, acercándose con peligro, en sus primeros intentos ofensivos. Entonces el arquero Nicolás Vikonis quiso salir jugando en corto, tan en corto que su pase casi no llega a los pies del defensor central David Valencia (que reemplazó a Henao), quien le devolvió el error al portero, dejando la pelota a medio camino, refundida. Entonces apareció como una gacela el intrépido Marco Pérez, quien le hizo un ‘ocho’ a Vikonis y le dejó la pelota al verdugo, a Hárrison Otálvaro, el ex-Millos, quien solo la empujó y festejó en silencio el 0-1.
A partir de ese momento, la estrategia de Millonarios sufrió su primer revés. Había tenido la pelota sin mucha claridad, pero controlaba. Ahora perdía. Necesitaba cambiar el plan. Salir por el empate. Macálister Silva fue el más incisivo en esa tarea, buscando el arco rival constantemente. Incluso fue el protagonista de dos oportunidades de gol, en una recibió un centro desde un costado y su remate, en plena soledad, fue al travesaño. En la otra, tuvo un buen disparó dentro del área, que controló el portero Jáner Serpa.
En la segunda parte Israel, consciente de la necesidad, movió su banco de entrada. Metió a Maxi Núñez, puso a Jonathan Agudelo en ataque y, de paso, le permitió a ‘Manga’ retrasarse, tirarse a la izquierda, desbordar y hacer lo que mejor sabe, aprovechando su velocidad.
Cuando iban solo cuatro minutos de esa parte final, Tolima comenzó a desbaratarse. Perdió por expulsión a Nelino Tapia. Millos no solo tenía el dominio del balón, sino que ahora tenía ventaja numérica. Tolima se defendió con furia y esperó para contragolpear.
Su estrategia no le duró mucho. A los 21 minutos, llegó el empate. ‘Manga’ recibió el balón dentro del área, comenzó a perfilarse, a amagar hacia adentro para encontrar la posición de remate, y con su pierna derecha pateó y venció al portero Serpa. Fue el 1-1 que le dio un respiro al equipo embajador, que con ese impulso empezó a buscar el gol del triunfo. Es más, se complicó cuando Valencia redondeó su mal partido viendo la tarjeta roja.
Además, ‘Manga’, el llamado a seguir desequilibrando, se marchó de la cancha lesionado (le harían un examen de la rodilla derecha). La infortunada marcha de ‘Manga’ le dio entrada a Rafael Robayo, que entró tocado por la varita mágica. Inspirado.
Iban 93 minutos de partido y Millos quemaba sus últimos alientos. No perdía la esperanza. El partido parecía sentenciado. Tolima se llevaba un punto. Entonces Robayo hizo el milagro. Quiñones tiró el centro desde la izquierda, Serpa dio el rebote y ahí apareció Robayo para empujar esa pelota y permitirle a Millos ganar tres puntos muy valiosos y muy luchados.